miércoles, 14 de julio de 2010
miércoles, 23 de junio de 2010
La Atlántida, los incas y las visiones de ayahuasca
La Atlántida, los incas y las visiones de ayahuasca
Carlos Fernández-Baca Tupayachi es un ingeniero civil peruano que desde
1984 se interesó por la cultura ancestral de los Andes e inició una
tarea de investigación en diferentes comunidades andinas, recopilando
mitos, tradiciones, leyendas, rituales y testimonios conservados
mediante transmisión oral. Ha impartido conferencias sobre la cultura
andina en diversos países y ha dirigido una institución cultural que en
1992 se encargó de organizar el Primer Congreso Mundial de
Espiritualidad Andina.
En el año 2000 este ingeniero publicó El otro Saqsaywamán (15). Una
visión que tuvo bajo los efectos de la ayahuasca, más las leyendas que
le contaron los Pac'o-runas (sacerdotes andinos), lo llevaron a
investigar en fuentes tan disímbolas como los Diálogos de Platón y las
leyendas acerca del mítico continente de la Atlántida en busca del
origen y la verdadera utilidad del monumento arqueológico de Saqsaywaman,
una enigmática edificación hecha con bloques de piedra caliza de
extraordinarias proporciones levantada cerca de Cusco. Las técnicas
empleadas en su construcción y la compleja perfección de su acabado que
logra encajar cual rompecabezas gigante piedras de hasta 150 toneladas,
han asombrado a través de los tiempos a todos los investigadores y
visitantes de este enigmático monumento.
En 1988 el ingeniero Fernández-Baca Tupayachi asistió por primera vez a
una ceremonia ritual de ayahuasca conducida por el chamán Valerio
Cohaila en el seno de la amazonía peruana. Él y cinco amigos se
prepararon "física y emocionalmente para esa experiencia mística". A
pesar de ser originario del Perú y de tener referencias más directas de
la ayahuasca que el resto de nosotros, este ingeniero cuenta que
previamente se había informado en varias fuentes: "leí artículos y
entrevistas al respecto y estudié algunos libros inherentes al tema,
además me entrevisté con personas que conocían por experiencia propia
ese ritual. Les pregunté mucho, quería estar lo mejor informado al
respecto, porque se había hablado tanto sobre este tema que creaba
confusión". (15)
Dice que lo que más le llamó la atención es que en todas las fuentes de
información, había una constante: "que ese ritual era una llave que
abría las puertas del misterio, donde uno podía vivir de forma concreta
una realidad diferente, una realidad no-ordinaria... que nos ubica en un
estado modificado de conciencia producto de la ingestión del brebaje
visionario". He aquí un recuento de lo que vivió el autor en su primera
ceremonia que por lo demás ejemplifica muy bien lo que puede esperarse
de una sesión bajo los efectos de la ayahuasca en el contexto andino:
La ceremonia de La ayawaska es un rito muy sencillo en forma, pero de
trascendencia cósmica a la vez. En esa ceremonia por primera vez pude
ver algo realmente extraordinario, que cambiaría por completo mi forma
de entender la tradición andina: observé que algo muy especial ocurrió
en tiempos lejanos, que el extraordinario monumento de Saqsaywamán era
una réplica a escala de un súper continente del pasado, esta visión
posteriormente me costaría doce años de investigación, para poder
entenderla y así demostrarme que lo que viví era verdadero...
Aún resuenan en mi memoria las percusiones rítmicas que mi amigo chamán
Valerio Cohaila interpretaba tocando un tambor que lucía muy antiguo,
mientras entonaba cánticos ancestrales con los cuales dirigía ese ritual.
Se encontraba sentado en el piso y delante de él tenía un altar
ceremonial, en el que se hallaba el licor sagrado de La Ayawaska. Luego
de ese preámbulo nos invitó a todos los asistentes a ingerir ese brebaje
de sabor muy amargo, a continuación sopló humo de tabaco a cada uno de
los presentes y con una pluma de cóndor abanicó el campo energético de
todos, indicando que nos estaba limpiando para tener una buena visión...
Mi experiencia comenzó con unas percepciones visuales y auditivas; pude
ver la aparición gradual de símbolos extraordinarios y figuras
geométricas tridimensionales, que a su vez formaban perfectas obras de
arte de colores fantásticos, eran una mezcla de estilos inkas, egipcios,
mayas y otras culturas antiguas, luego escuché una música de tambores,
que se confundían con la música que tocaba don Valerio, pero tenían un
ritmo increíble que se entremezclaba con los sonidos de la naturaleza,
como el canto de los grillos, algunos pájaros y otros animales más que
estaban cerca; la lucidez que uno experimenta es realmente sorprendente,
pues uno está siempre conciente de lo que está ocurriendo dentro de la
ceremonia y fuera de ella. Es decir, uno es conciente en la realidad
ordinaria y en la realidad no-ordinaria o, como manifiestan los mismos
chamanes de los andes peruanos, el universo del Lloque refiriéndose al
universo invisible y el universo del Paña que es el universo visible.
Luego de esta primera fase, pude ver gente con atuendos muy especiales,
con telas de colores muy fuertes que tenían figuras geométricas y
símbolos especiales; eran cinco varones y dos mujeres, una de ellas...
me mostró muchos detalles de Saqsaywaman... Recuerdo que contemplábamos
desde lo alto un pequeño poblado con edificaciones que hoy no existen,
pero una que puede reconocer era Saqsaywamán. Estaba en medio de ellas y
se mostraba imponente. Uno de los hombres, el más anciano, hablaba sobre
ese especial monumento y se refería al mismo como una réplica de la
Atlántida. Lo más extraño es que en ese momento yo le entendía
perfectamente y sabía de lo que se hablaba. La mujer a la que hago
referencia, también hablaba al respecto indicando que esta edificación
estaba muy bien hecha. Lo extraño es que cuando regresé a mi estado
habitual de conciencia, me di cuenta de que desconocía por completo lo
que había vivido en aquel ritual.
Cuando concluyó el efecto de La Ayawaska le conté al chamán todo lo que
vi y pude recordar. Él me dijo que tenía que probar que mi visión era
verdad, que esa era mi tarea, que La Ayawaska siempre mostraba los
misterios de la vida y que un verdadero buscador de la verdad tenía que
demostrar que lo que había visto era real y auténtico...
A partir de esta impresionante vivencia me propuse investigar en
diferentes materias del saber, procurando encontrar conceptos que
pudieran explicar mi visión y así poder entender el simbolismo de
Saqsaywamán. Quería saber si se trataba de una realidad o simplemente
había sido una proyección del subconciente." (15)
Entre los resultados más sorprendentes que arrojan los doce años de
investigaciones del ingeniero Fernández-Baca se encuentra una
comparativa entre las dimensiones y la forma circular que tiene la
construcción central de Saqsaywamán con las descripciones que hace
Platón en sus Diálogos, específicamente en "Crítias" y "Timeo" acerca
de las dimensiones y la forma circular que tuvo la Atlántida, de cuya
existencia estaba convencido no sólo este filósofo griego sino
prácticamente todos sus contemporáneos. Con éste y otro conjunto de
datos bastante interesantes, y apoyado en teorías de la geobiología y la
física cuántica, el ingeniero especula que efectivamente pudo haber
existido un supercontinente de las dimensiones de la Atlántida y que
algunos de sus habitantes pudieron haber sobrevivido a su destrucción y
generaciones más tarde, haber fundado la cultura inca y edificado la
construcción central de Saqsaywamán como una maqueta gigante en memoria
de sus orígenes. De paso y como buen ingeniero, Fernández-Baca también
lanza su propia teoría respecto a cómo se construyó esta desconcertante
edificación.
Las visiones de Pablo Amaringo
Hay una importante cantidad de reportes de viajes de ayahuasca
vinculados con contactos telepáticos entre el consumidor y personas que
él conoce y más comúnmente, con "entidades extraterrestres o no físicas".
Ayahuasca Visions es un libro en el que se da cuenta de este tipo de
experiencias. Pablo Amaringo, un respetado chamán peruano entrevistado
por el antropólogo Luis Eduardo Luna, dice que desde su primera
experiencia con ayahuasca vio una enorme nave extraterrestre y asegura
que estos vehículos pueden tomar muchas formas, asumen una "velocidad
infinita" y son capaces de viajar bajo el agua o bajo la tierra.
Amaringo describe a los seres que viajan en ellos como espíritus que
tienen cuerpos más sutiles que los nuestros y que aparecen y desaparecen
a voluntad.
Según consigna Luna: "Pablo dice que en sus viajes con ayahuasca vio que
pertenecen a civilizaciones extraterrestres avanzadas que viven en
perfecta armonía. Grandes civilizaciones como la maya, la tihuanaco y la
inca tuvieron contacto con estos seres. Los mayas se prepararon y
partieron hacia otros planetas en algún punto de su historia, pero están
a punto de regresar. De hecho dice que algunos de los ovnis que la gente
ve hoy en día están piloteados por hombres sabios mayas." (20)
Se han recopilado ya muchas historias similares reportando que bajo los
efectos de la ayahuasca es posible ver a estos seres y a sus vehículos;
varios chamanes aseguran que los extraterrestres les enseñan canciones
de poder y les dan información útil para ayudarlos a curar a sus
pacientes. Al respecto es posible consultar a través de internet la
página llamada The ayahuasca allien connection que tiene imágenes de los
cuadros de Pablo y enlaces hacia otros sitios.
(www.deoxy.org/ayalien.htm)
En "Ecología del Espíritu", el poeta peruano Oswaldo Chanive asegura que
Pablo Amaringo no se inició en la pintura por razones estrictamente
mágicas. Cuenta que siendo casi un adolescente tenía que compartir con
sus numerosos hermanos una sopa poco sustanciosa y eso le quitaba la
alegría. Notó, sin embargo, que la cantidad y calidad de los almuerzos
variaba de acuerdo a los diferentes dibujos que estaban impresos en el
papel moneda. Le maravilló que una simple figura pudiese ser tan
trascendente y fue entonces cuando comenzó a dibujar.
Pablo salió de la pobreza gracias a un trabajo en la capitanía de puerto
y su vida se hizo sencilla y regular hasta que un día empezó a dolerle
el corazón. Alguien le recomendó a una curandera que vivía en una cabaña
cerca del río y con ella empezó a tomar ayahuasca. Amaringo relata que
por alguna razón los espíritus de aquella vieja "empezaron a quererlo
más a él; hasta que una noche cualquiera se quedaron ahí, dentro de su
pecho y empezó a ver lo que los demás no veían". A partir de entonces,
durante 10 años cada noche bebió un trago de ayahuasca para ver y
aprender. Tiempo después, en 1985, a instancias del mencionado
antropólogo colombiano Luis Eduardo Luna, Pablo comenzó a pintar sus
visiones.
Actualmente sus trabajos se han expuesto en diversos lugares del mundo y
se ha publicado mucho al respecto. En un reciente artículo, un crítico
limeño de arte, Luis Lama, afirma que la obra de Amaringo "ha dado
origen a un movimiento sin precedentes en la plástica peruana, ya que
sus cuadros y los de sus discípulos seducen por su aliento incontaminado
como el mundo que reproducen". (10) En 1990 la Organización de las
Naciones Unidas le concedió la distinción Global 500, por la
contribución de su arte en la preservación de las tradiciones y culturas
indígenas del planeta.
10. Chanive Oswaldo: "Ecología del espíritu", revista Arte Popular, Perú,
1999.
15. Fernández-Baca Tupayachi, Carlos: El otro Saqsaywamán, Edición del
autor, Perú, 2000.
20. Luna, Luis Eduardo: Ayahuasca visions: The religious iconography of
a peruvian shaman, North Atlantic Books, Berkeley, California, 1991.
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