miércoles, 23 de junio de 2010

Vimanas 1/2

Vimanas 2/2

La Atlántida, los incas y las visiones de ayahuasca

La Atlántida, los incas y las visiones de ayahuasca 
 
Carlos Fernández-Baca Tupayachi es un ingeniero civil peruano que desde 
1984 se interesó por la cultura ancestral de los Andes e inició una 
tarea de investigación en diferentes comunidades andinas, recopilando 
mitos, tradiciones, leyendas, rituales y testimonios conservados 
mediante transmisión oral. Ha impartido conferencias sobre la cultura 
andina en diversos países y ha dirigido una institución cultural que en 
1992 se encargó de organizar el Primer Congreso Mundial de 
Espiritualidad Andina. 
 
En el año 2000 este ingeniero publicó El otro Saqsaywamán (15). Una 
visión que tuvo bajo los efectos de la ayahuasca, más las leyendas que 
le contaron los Pac'o-runas (sacerdotes andinos), lo llevaron a 
investigar en fuentes tan disímbolas como los Diálogos de Platón y las 
leyendas acerca del mítico continente de la Atlántida en busca del 
origen y la verdadera utilidad del monumento arqueológico de Saqsaywaman, 
una enigmática edificación hecha con bloques de piedra caliza de 
extraordinarias proporciones levantada cerca de Cusco. Las técnicas 
empleadas en su construcción y la compleja perfección de su acabado que 
logra encajar cual rompecabezas gigante piedras de hasta 150 toneladas, 
han asombrado a través de los tiempos a todos los investigadores y 
visitantes de este enigmático monumento. 
 
En 1988 el ingeniero Fernández-Baca Tupayachi asistió por primera vez a 
una ceremonia ritual de ayahuasca conducida por el chamán Valerio 
Cohaila en el seno de la amazonía peruana. Él y cinco amigos se 
prepararon "física y emocionalmente para esa experiencia mística". A 
pesar de ser originario del Perú y de tener referencias más directas de 
la ayahuasca que el resto de nosotros, este ingeniero cuenta que 
previamente se había informado en varias fuentes: "leí artículos y 
entrevistas al respecto y estudié algunos libros inherentes al tema, 
además me entrevisté con personas que conocían por experiencia propia 
ese ritual. Les pregunté mucho, quería estar lo mejor informado al 
respecto, porque se había hablado tanto sobre este tema que creaba 
confusión". (15)  
 
Dice que lo que más le llamó la atención es que en todas las fuentes de 
información, había una constante: "que ese ritual era una llave que 
abría las puertas del misterio, donde uno podía vivir de forma concreta 
una realidad diferente, una realidad no-ordinaria... que nos ubica en un 
estado modificado de conciencia producto de la ingestión del brebaje 
visionario". He aquí un recuento de lo que vivió el autor en su primera 
ceremonia que por lo demás ejemplifica muy bien lo que puede esperarse 
de una sesión bajo los efectos de la ayahuasca en el contexto andino: 
 
La ceremonia de La ayawaska es un rito muy sencillo en forma, pero de 
trascendencia cósmica a la vez. En esa ceremonia por primera vez pude 
ver algo realmente extraordinario, que cambiaría por completo mi forma 
de entender la tradición andina: observé que algo muy especial ocurrió 
en tiempos lejanos, que el extraordinario monumento de Saqsaywamán era 
una réplica a escala de un súper continente del pasado, esta visión 
posteriormente me costaría doce años de investigación, para poder 
entenderla y así demostrarme que lo que viví era verdadero... 
 
Aún resuenan en mi memoria las percusiones rítmicas que mi amigo chamán 
Valerio Cohaila interpretaba tocando un tambor que lucía muy antiguo, 
mientras entonaba cánticos ancestrales con los cuales dirigía ese ritual. 
Se encontraba sentado en el piso y delante de él tenía un altar 
ceremonial, en el que se hallaba el licor sagrado de La Ayawaska. Luego 
de ese preámbulo nos invitó a todos los asistentes a ingerir ese brebaje 
de sabor muy amargo, a continuación sopló humo de tabaco a cada uno de 
los presentes y con una pluma de cóndor abanicó el campo energético de 
todos, indicando que nos estaba limpiando para tener una buena visión... 
 
Mi experiencia comenzó con unas percepciones visuales y auditivas; pude 
ver la aparición gradual de símbolos extraordinarios y figuras 
geométricas tridimensionales, que a su vez formaban perfectas obras de 
arte de colores fantásticos, eran una mezcla de estilos inkas, egipcios, 
mayas y otras culturas antiguas, luego escuché una música de tambores, 
que se confundían con la música que tocaba don Valerio, pero tenían un 
ritmo increíble que se entremezclaba con los sonidos de la naturaleza, 
como el canto de los grillos, algunos pájaros y otros animales más que 
estaban cerca; la lucidez que uno experimenta es realmente sorprendente, 
pues uno está siempre conciente de lo que está ocurriendo dentro de la 
ceremonia y fuera de ella. Es decir, uno es conciente en la realidad 
ordinaria y en la realidad no-ordinaria o, como manifiestan los mismos 
chamanes de los andes peruanos, el universo del Lloque refiriéndose al 
universo invisible y el universo del Paña que es el universo visible. 
 
Luego de esta primera fase, pude ver gente con atuendos muy especiales, 
con telas de colores muy fuertes que tenían figuras geométricas y 
símbolos especiales; eran cinco varones y dos mujeres, una de ellas... 
me mostró muchos detalles de Saqsaywaman... Recuerdo que contemplábamos 
desde lo alto un pequeño poblado con edificaciones que hoy no existen, 
pero una que puede reconocer era Saqsaywamán. Estaba en medio de ellas y 
se mostraba imponente. Uno de los hombres, el más anciano, hablaba sobre 
ese especial monumento y se refería al mismo como una réplica de la 
Atlántida. Lo más extraño es que en ese momento yo le entendía 
perfectamente y sabía de lo que se hablaba. La mujer a la que hago 
referencia, también hablaba al respecto indicando que esta edificación 
estaba muy bien hecha. Lo extraño es que cuando regresé a mi estado 
habitual de conciencia, me di cuenta de que desconocía por completo lo 
que había vivido en aquel ritual. 
 
Cuando concluyó el efecto de La Ayawaska le conté al chamán todo lo que 
vi y pude recordar. Él me dijo que tenía que probar que mi visión era 
verdad, que esa era mi tarea, que La Ayawaska siempre mostraba los 
misterios de la vida y que un verdadero buscador de la verdad tenía que 
demostrar que lo que había visto era real y auténtico... 
 
A partir de esta impresionante vivencia me propuse investigar en 
diferentes materias del saber, procurando encontrar conceptos que 
pudieran explicar mi visión y así poder entender el simbolismo de 
Saqsaywamán. Quería saber si se trataba de una realidad o simplemente 
había sido una proyección del subconciente." (15) 
 
Entre los resultados más sorprendentes que arrojan los doce años de 
investigaciones del ingeniero Fernández-Baca se encuentra una 
comparativa entre las dimensiones y la forma circular que tiene la 
construcción central de Saqsaywamán con las descripciones que hace 
Platón en sus Diálogos, específicamente en  "Crítias" y "Timeo" acerca 
de las dimensiones y la forma circular que tuvo la Atlántida, de cuya 
existencia estaba convencido no sólo este filósofo griego sino 
prácticamente todos sus contemporáneos. Con éste y otro conjunto de 
datos bastante interesantes, y apoyado en teorías de la geobiología y la 
física cuántica, el ingeniero especula que efectivamente pudo haber 
existido un supercontinente de las dimensiones de la Atlántida y que 
algunos de sus habitantes pudieron haber sobrevivido a su destrucción y 
generaciones más tarde, haber fundado la cultura inca y edificado la 
construcción central de Saqsaywamán como una maqueta gigante en memoria 
de sus orígenes. De paso y como buen ingeniero, Fernández-Baca también 
lanza su propia teoría respecto a cómo se construyó esta desconcertante 
edificación. 
 
 
Las visiones de Pablo Amaringo  
 
Hay una importante cantidad de reportes de viajes de ayahuasca 
vinculados con contactos telepáticos entre el consumidor y personas que 
él conoce y más comúnmente, con "entidades extraterrestres o no físicas". 
Ayahuasca Visions es un libro en el que se da cuenta de este tipo de 
experiencias. Pablo Amaringo, un respetado chamán peruano entrevistado 
por el antropólogo Luis Eduardo Luna, dice que desde su primera 
experiencia con ayahuasca vio una enorme nave extraterrestre y asegura 
que estos vehículos pueden tomar muchas formas, asumen una "velocidad 
infinita" y son capaces de viajar bajo el agua o bajo la tierra. 
Amaringo describe a los seres que viajan en ellos como espíritus que 
tienen cuerpos más sutiles que los nuestros y que aparecen y desaparecen 
a voluntad.  
 
Según consigna Luna: "Pablo dice que en sus viajes con ayahuasca vio que 
pertenecen a civilizaciones extraterrestres avanzadas que viven en 
perfecta armonía. Grandes civilizaciones como la maya, la tihuanaco y la 
inca tuvieron contacto con estos seres. Los mayas se prepararon y 
partieron hacia otros planetas en algún punto de su historia, pero están 
a punto de regresar. De hecho dice que algunos de los ovnis que la gente 
ve hoy en día están piloteados por hombres sabios mayas." (20)  
 
Se han recopilado ya muchas historias similares reportando que bajo los 
efectos de la ayahuasca es posible ver a estos seres y a sus vehículos; 
varios chamanes aseguran que los extraterrestres les enseñan canciones 
de poder y les dan información útil para ayudarlos a curar a sus 
pacientes. Al respecto es posible consultar a través de internet la 
página llamada The ayahuasca allien connection que tiene imágenes de los 
cuadros de Pablo y enlaces hacia otros sitios. 
(www.deoxy.org/ayalien.htm) 
 
En "Ecología del Espíritu", el poeta peruano Oswaldo Chanive asegura que 
Pablo Amaringo no se inició en la pintura por razones estrictamente 
mágicas. Cuenta que siendo casi un adolescente tenía que compartir con 
sus numerosos hermanos una sopa poco sustanciosa y eso le quitaba la 
alegría. Notó, sin embargo, que la cantidad y calidad de los almuerzos 
variaba de acuerdo a los diferentes dibujos que estaban impresos en el 
papel moneda. Le maravilló que una simple figura pudiese ser tan 
trascendente y fue entonces cuando comenzó a dibujar.  
 
Pablo salió de la pobreza gracias a un trabajo en la capitanía de puerto 
y su vida se hizo sencilla y regular hasta que un día empezó a dolerle 
el corazón. Alguien le recomendó a una curandera que vivía en una cabaña 
cerca del río y con ella empezó a tomar ayahuasca. Amaringo relata que 
por alguna razón los espíritus de aquella vieja "empezaron a quererlo 
más a él; hasta que una noche cualquiera se quedaron ahí, dentro de su 
pecho y empezó a ver lo que los demás no veían". A partir de entonces, 
durante 10 años cada noche bebió un trago de ayahuasca para ver y 
aprender. Tiempo después, en 1985, a instancias del mencionado 
antropólogo colombiano Luis Eduardo Luna, Pablo comenzó a pintar sus 
visiones.  
 
Actualmente sus trabajos se han expuesto en diversos lugares del mundo y 
se ha publicado mucho al respecto. En un reciente artículo, un crítico 
limeño de arte, Luis Lama, afirma que la obra de Amaringo "ha dado 
origen a un movimiento sin precedentes en la plástica peruana, ya que 
sus cuadros y los de sus discípulos seducen por su aliento incontaminado 
como el mundo que reproducen". (10) En 1990 la Organización de las 
Naciones Unidas le concedió la distinción Global 500, por la 
contribución de su arte en la preservación de las tradiciones y culturas 
indígenas del planeta. 
 
10. Chanive Oswaldo: "Ecología del espíritu", revista Arte Popular, Perú, 
1999. 
 
15. Fernández-Baca Tupayachi, Carlos: El otro Saqsaywamán, Edición del 
autor, Perú, 2000. 
 
20. Luna, Luis Eduardo: Ayahuasca visions: The religious iconography of 
a peruvian shaman, North Atlantic Books, Berkeley, California, 1991. 

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